EL OBJETO MÁS CODICIADO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.

Cuenta la leyenda que cuando Juana I de Castilla dio a luz a uno de sus hijos en una letrina de Gante, el recién nacido quedó atascado en el estrecho conducto destinado a evacuar los excrementos, bocabajo y sin poder respirar.

Cuando todos asumían la muerte inminente del bebé, un misterioso anciano al que los lugareños acusaban de alquimista ofreció sus servicios a la reina y salvó la vida del niño extrayéndolo de la letrina con un utensilio de un material similar al oro que, según ciertos historiadores, podría haber sido el auténtico Desatrancador Dorado.

Aquel bebé era Carlos I de España y V de Alemania, uno de los más grandes emperadores que ha conocido nuestra civilización. Su hegemonía se extendió por gran parte de Europa y el continente Americano. Muchos atribuyen el éxito de Carlos V al hecho de haber sido ungido por el poder del Desatrancador Dorado en el día de su nacimiento.

No obstante, la creencia de que ese objeto legendario concedía fortuna y gloria a aquel que lo poseyese procede de épocas bastante más remotas. Sabidurías arcanas atesoradas por sociedades herméticas atribuyen al citado artilugio el poder de "desatrancar tu Destino".

Se cuenta que el mismísimo Alejandro Magno conquistó Egipto con la esperanza de hallar el Desatrancador en el interior de la Gran Pirámide de Giza. Siglos más tarde, Napoleón Bonaparte intentó exactamente lo mismo.

Incluso Felipe II, al parecer, puso patas arriba ese imperio suyo "en el que no se ponía el Sol" en busca de la herramienta dorada que, según la leyenda, salvó la vida a su padre en aquella letrina de Flandes. Contrató para ello a los mejores alquimistas de la época. Entre ellos, el célebre John Dee.

En tiempos más recientes, el propio Adolf Hitler se obsesionó con el Desatrancador Dorado y lo buscó en España, principalmente en las ciudades de Toledo y Jaén, pues bien es sabido que ambos enclaves guardan una estrecha relación con La Mesa de Salomón.

Y es lugar común en la tradición alquímica que para "activar" la mesa, es necesario "desatrancarla" con "la campanilla de oro". 

"Hallad la mesa, y la campanilla hallaréis", dejó escrito en una de sus cartas más enigmáticas el conde de Saint Germain, allá por el siglo XVII.

LOS DESATRANCADORES: PALADINES ANÓNIMOS.

Han existido en todas las civilizaciones, en todas las culturas, en todas las ciudades, desde que el mundo es mundo.

El gremio de los Desatrancadores empezó a ser imprescindible desde el preciso instante en que el ser humano, obligado a convivir en núcleos de población cada vez mayores, decidió deshacerse de sus desperdicios enviándolos al subsuelo.

Pronto quedó patente que la suciedad de los hombres era demasiado cuantiosa para que la madre Gaia pudiese asimilarla. Las venas y arterias de la tierra se vieron obstruidas por el colesterol de la inmundicia humana.

Debido a ello surgieron los primeros Desatrancadores: Gente humilde dispuesta a ensuciarse las manos por el bien de la Humanidad, descendiendo a inframundos cuya ignota oscuridad no es asumible para el común de los mortales.

A pesar de su mala reputación, los Desatrancadores se convirtieron pronto en "el poder en la sombra", pues conocían los secretos más íntimos de los más poderosos ciudadanos: Todos ellos usaban letrinas y alcantarillado para desprenderse de aquello que no deseaban compartir con nadie más. Debido a ello, la logia del Desatranque tuvo acceso a información confidencial de monarcas y clérigos, de nobles y princesas, de traidores y herejes.

Las cloacas están repletas de información, y la información es poder.

Ahora bien, tales despojos humanos no fueron lo único que hallaron los Desatrancadores en nuestro subsuelo. Pronto descubrieron que ese inframundo al que la luz no llega es ecosistema idóneo de demonios y criaturas arcanas cuya mera existencia desafía a la razón humana. Seres abyectos que adquieren más y más poder gracias a las indignas inmundicias que arrojamos cada día a través de nuestras letrinas.

Los Desatrancadores son el último bastión, la última barrera, la última esperanza de la Humanidad en la lucha contra esas fuerzas oscuras. 

Y es por ello que esta logia de paladines anónimos lleva milenios buscando el Desatrancador Dorado... y rigiéndose por códigos inspirados en él.